Mantener el equilibrio emocional es una combinación entre movimiento y estabilidad.

Vamos a comprender primero el concepto de Equilibrio Emocional.

 

¿Qué es el Equilibrio Emocional?:

 

Equilibrio es el que se logra cuando las fuerzas y emociones que te habitan coexisten en balance en tu interior.

Emocional es el conjunto de reacciones que experimentas a partir de las situaciones vividas.

Equilibrio emocional es el estado de balance que produce paz en tu interior y logras compartirlo con quienes te rodean. Mas allá de ser un estado permanente, es un proceso que se construye por medio del autoconocimiento.

 

El Equilibrio Emocional es una habilidad que ayuda a la persona en el funcionamiento con su entorno social, familiar y profesional. Además, las emociones son una respuesta adaptativa al entorno de la personal y el Equilibrio Emocional es el manejo de ese entorno de una forma balanceada y estable.

Al ser una habilidad, ella se presenta de diferentes maneras en cada persona, dependiendo de sus estilos de crianza, factores de personalidad y habilidades sociales que tenga ya desarrolladas. En este proceso de adaptación de la persona a un entorno cambiante, el equilibrio emocional es la herramienta que le permite darse el espacio para sostenerse, pensar y decidir.

 

 

Por ello es que mantener el equilibrio emocional no es algo estático, si no todo lo contrario. Se trata de la flexibilidad con que fluyes entre lo que te ocurre y cómo te vas sintiendo.

 

 

Hábitos para el Equilibrio Emocional:

Enfoca tu atención:

La dirección de nuestra mirada interna es vital para abrirnos a las opciones. Si tu mirada está puesta en el malestar y no logras despegarte de él para crear alternativas, terminarás entrando en un bucle de caída emocional del cual puede costarte salir. Cuando estés en ese momento… ¡detente! Respira profundo y enfoca tu atención en tu respiración. ¿Cómo es? Descríbela y ve modificándola según tus necesidades.

Para enfocar tu atención y salir del bucle emocional también es muy efectivo cualquier actividad meditativa, puede ser dibujar, tejer e inclusive lavar los platos. Todo depende de la intensión con que realices estas actividades y que logres mantenerte en el presente, viviendo la experiencia de la actividad que estes realizando.

 

Conoce tus emociones:

¿Cómo eres cuando te enojas? ¿Cuando estás feliz ríes a carcajadas? Y ve más allá, porque conocer tus emociones no significa llegar a decir: “soy así”. Cuando nos damos la oportunidad de crecer y transformarnos, de ir más allá de nuestros juicios, nos abrimos a las oportunidades para re-crearnos, re-inventarnos.

 

Vive en conexión contigo y la naturaleza:

El día a día nos desconecta de nuestro Ser. Nos introducimos en nuestro “deber ser” y dejamos de lado nuestro “ser”. Para volver a la conexión, lo mejor es estimular tus sentidos en conexión con la naturaleza. Toma paseos en un parque o entra a un bosque, comienza a estimular cada uno de tus sentidos con todo lo que te rodea. Al finalizar sentirás la renovación necesaria para volver a conectar contigo.

 

 

5 dimensiones para mejorar tu Equilibrio Emocional:

  1. Física: Recuerda siempre respirar. Es el mejor alimento para tu organismo. Igualmente, revisa tu alimentación, tu ejercicio y tu ritmo de sueño. Es vital formar hábitos que te ayuden a recargar tu energía y balancear tu estado físico.
  2. Mental: ¿Qué estás leyendo? ¿Qué miras en la TV? ¿Qué tipo de conversaciones tienes a lo largo del día? Enfócate en lo que ayude a crecer. Investiga y aprende todo lo que te permita ser más flexible a nivel mental.
  3. Emocional: ¿Cómo están tus pasiones? ¿Las estás dejando reprimidas dentro de ti?. Tómate tu tiempo para conocer tus pasiones y ponerlas en acción. Deja de postergar lo que realmente te gusta y te llena.
  4. Social: Procura mantener tus relaciones sanas, positivas y constructivas. Esto te ayudará a mantener tu equilibrio emocional.
  5. Espiritual: Más allá de tus creencias personales, trabajar la espiritualidad te da la oportunidad de conectar tu Ser con el poder de tener fé en ti, tus talentos y tu propósito de vida. Compartir esta fé con los demás te enriquecerá integralmente.