¿Mente rígida o en movimiento? Tu decides!

En tiempos de emprender, vivir los cambios y las transformaciones vale la pena observar:  ¿cómo está tu mente? y si ésta te permite o no ser creativa y recurrir a tu talento bajo diferentes circunstancias. Si te das la oportunidad de pasar del pensamiento a la acción y así valorar tus acciones desde el mundo de las posibilidades y el aprendizaje y no desde el juicio del éxito o el fracaso.

Hoy reflexionaremos acerca de nuestra mentalidad, cómo te percibes y qué puedes hacer para definir cambios que te ayuden a acercarte a tus objetivos, mantenerte alineada con quien eres y en una adecuada salud mental.

 

Entonces, veamos que es mentalidad.

Mentalidad comprende el conjunto de patrones de pensamiento, creencias que una persona tiene acerca de si misma y su entorno. De esta forma, se muestra en sus acciones su forma de pensar y responder. Para la psicóloga Carol Dweck, la mentalidad es clave para determinar el camino del logro en una persona. Es así como define dos tipos de mentalidad: la mentalidad rígida o cerrada y la mentalidad abierta, en movimiento o flexible.

 

¿Cuál es la diferencia entre ellas?

La diferencia la verás definida en tus decisiones ante las situaciones o problemas a enfrentar. Ves esta situación como un desafío que te emociona poder manejar o como un problema que ves difícil de resolver. La diferencia no está en la situación en sí misma, radica en tu punto de vista y lo que decides hacer.

Es así como, si estás viendo la situación como un problema de difícil solución, ante el cual no sientes que tus capacidades no son lo suficientemente buenas como para resolver, entonces enfrentas dicha situación con una mentalidad cerrada. Si por el contrario, ves la situación con emoción y consideras que al asumir el desafío te estas dando la oportunidad de aprender y probar tu talento, lo vez como una oportunidad de ensayar y te das el chance de poder cometer errores, por medio de los cuales puedes aprender, estas frente a una mentalidad abierta al aprendizaje y flexible.

A continuación verás un cuadro donde puedes comparar los dos tipos de mentalidad:

Mentalidad Rígida:

  • Cree que su potencial ya viene dado en sus rasgos personales.
  • No cree en el esfuerzo como una forma para lograr sus objetivos.
  • Busca sus éxitos a través de su talento natural, lo cual le dificulta experimentar el error, pues lo ve como un fracaso.
  • Se estancan en su talento sin darse la oportunidad de aprendizaje.
  • El monólogo interno se enfoca en el juicio, sobrevalorando el logro por encima del proceso.
  • “Si no funciona, yo no funciono”

Mentalidad Abierta:

  • Cree que su talento puede seguir creciendo gracias a la dedicación y el trabajo.
  • Cree que su talento es su punto de partida.
  • Se permite ver los errores como oportunidades de aprendizaje.
  • El mundo por posibilidades es valorado aunque el panorama no sea como se quiere.
  • Está abierta a investigar a partir de las preguntas que sustituyen a los juicios.
  • Es factible la creatividad y la innovación pues son valoradas las alternativas.

Claves para desarrollar una mentalidad abierta al aprendizaje:

 

1. Toma consciencia de tu voz de mentalidad rígida:

Esta es la voz que en otros momentos hemos llamado “la impostora” o “el pequeño terrorista”. Deja de huirle al monólogo interno que te boicotea avanzar hacia tus objetivos. A contrario, cuando te percates de la voz que te frena en tu interior, identifícala haciéndole preguntas. Es la forma más rápida de soltar los juicios. Toma las respuestas y ensaya nuevas acciones, no te quedes quieta, pasa del pensamiento a la acción siempre que puedas.

 

2. Recuerda! Siempre hay opciones:

Analiza por un momento: ¿Cómo ves tus retos? ¿Qué tipo de emociones surgen en ti cuando vas a enfrentar estos retos? ¿Qué sientes cuando te critican? y ¿Qué haces cuando algo no sale como esperabas?

Te das cuenta como aparece tu mentalidad fija diciéndote que no hay nada más que hacer. Entonces: ¿Qué vas a hacer ahora? Observa tu momento actual y obsérvate a ti misma frente a tu situación. Siempre hay opciones, la clave está en que decidas, no estás obligada a decidir correctamente! Sólo toma una decisión según tus observaciones y mide tu proceso para que hagas los ajustes necesarios en el camino y logres llegar más cerca de tu objetivo.

 

3. Hazte amiga de tu voz de las posibilidades:

Al igual como identificas la voz de tu mentalidad fija, aprende a escuchar la voz en ti que lleva a buscar posibilidades. Por ejemplo: cuando te vas a enfrentar a un desafío, toma nota de lo que te dices. Si tus palabras están llenas de juicios o te haces preguntas que te llevan a un si o un no, escribe sobre ellas preguntas abiertas que te lleven a investigar y buscar nueva información. Recuerda utilizar frases como: “Si no lo intento, definitivamente no lo lograré”, “Este es un ensayo más que me enseñará a mejorar en…”

 

4. Apuesta a las posibilidades:

Si te quedas demasiado tiempo en tu mentalidad fija, vas a estancarte y te sentirás frustrada, viendo la posibilidad de cambio como una amenaza. Estas situaciones te pondrán a la defensiva y con ello aumentará tu rigidez. Terminarás en un “círculo vicioso” de boicoteos y ansiedad.

Recuerda que tu mentalidad no producirá cambios en las circunstancias que vives, sin embargo, una mentalidad abierta al aprendizaje y la experimentación te llevará siempre a la acción y al cambio. Creer en ti y tus posibilidades alimenta tu mentalidad de crecimiento y te acerca a tus oportunidades de logro.

 

Ahora cuéntame en los comentarios, ¿qué haces para moverte hacia tu mentalidad de aprendizaje?